El IoT no deja de sorprendernos

Tenealive es una de las grandes impulsoras del IoT y cada día recibimos más pruebas que corroboran nuestra teoría acerca del Internet of Things: las nuevas tecnologías son el futuro puesto que están cambiando nuestros hábitos y forma de vida haciéndola más fácil y segura.

El ejemplo que os traemos hoy nos muestra hasta dónde la mente humana con un poco de ingenio puede usar el IoT para mejorar nuestro día a día. Algo que al principio podría parecernos una característica poco útil -o incluso gracioso-, como es evitar que tropecemos, puede suponer un gran avance para para la sociedad. Este nuevo proyecto puede ayudar desde astronautas que ven su movilidad reducida por los pesados trajes presurizados hasta persona con deficiencias visuales.

Esta innovación está siendo desarrollada por unos investigadores del Departamento de Aeronáutica y Astronáutica del MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) y del Laboratorio Charles Stark Draper de Cambridge, los cuales detectaron el problema en observar las caídas de astronautas.

Aunque dichas caídas puedan causar diversión para algunos usuarios en internet, también puede suponer un peligro potencial para sus protagonistas. Una caída en la Luna o cualquier otro lugar del espacio pueden suponer una tarea no sólo difícil, sino que además puede consumir tiempo y reservas de oxígeno de dichos astronautas, además de la posibilidad de riesgo de perforación de los trajes espaciales.

Puesto que la mayoría de caídas de los astronautas se debe a falta de percepción del terreno causada por una limitación de los trajes espaciales, la nueva tecnología que nos trae el IoT hace vibrar el calzado ante la cercanía de un obstáculo con el que la persona podría tropezar.

¿Cómo funciona?

El desarrollo de esta tecnología consiste en una bota espacial con sensores integrados y diminutos motores “hàpticos que hacen vibrar la bota permitiendo rodear un obstáculo o pasarlo por encima. Cada bota tiene seis motores integrados que rodean ambos pies: un motor en el talón, uno en el pulgar del pie, otro en el empeine y tres más rodeando la parte externa del pie. Además la intensidad de las vibraciones producida por los motores aumenta conforme el usuario se aproxima a un obstáculo.

Aún y así, tras la primera prueba los investigadores han decidido centrarse en el problema que supone sobrepasar objetos con diferentes alturas y para ello están analizando las señales hápticas, es decir, todas aquellas referidas al sentido del tacto y que causan sensaciones o comportamientos en los individuos. De esta manera los científicos esperan hallar la manera óptima de transmitir la información del espacio que los rodea.

La innovación fue presentada en público recientemente tras completar la etapa de investigación en la cual se definieron cuáles eran los estímulos que administrados en una parte concreta del pie generaban las señales óptimas para el movimiento.

Cómo mencionábamos al inicio del artículo, este dispositivo no sólo sería útil para los astronautas. Una vez desarrollado, el siguiente paso sería llevarlo a una fabricación que permitiera a las personas con dificultades visuales obtenerlo. Este dispositivo, calibrado de manera correcta generaría una independencia para dichas personas que podrían prescindir de bastones u otros objetos otorgándoles una mayor libertad de movimientos.